viernes, 5 de octubre de 2018

Diario_de_Campo_INT04_Noveno

FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
Observación No: 04
Tema proyecto: comunicación, habilidades blandas, hábitos de aprendizaje
Nombre del(a) observador(a): María Alejandra Acosta
Fecha de registro de observación: 14/09/2018
Hora de inicio: 12:40 p.m.
Hora de finalización: 2:20 p.m.
Lugar donde ocurrió la situación:  IED CAH – biblioteca
El objetivo de esta sesión fue abordar la comunicación asertiva a través de actividades cuyo fin no era otro que fortalecerla.  La sesión comenzó (como ya es costumbre) haciendo un breve recordatorio en torno a lo que se ha venido desarrollando en las diferentes intervenciones ya realizadas.  Al preguntarles por términos específicos como “empatía” o “trabajo en equipo”, se evidenció que tienen claridad sobre qué son y cómo se debe actuar para poder ser empáticos (por ejemplo).  Posterior a esto, entre todos tratamos de definir qué es comunicación asertiva, y les propuse que reflexionaran si se han caracterizado o no por ser personas asertivas con un buen nivel comunicativo.  Luego de una breve charla en torno a lo que ya he nombrado, comencé a explicarles el ejercicio del momento 1, cuyo énfasis era la introspección.  Inicié solicitándoles que trataran de traer a su memoria algún evento que consideraran que fue mal manejado.  Inmediatamente después, les dije que debían ubicarse en una posición cómoda, en la que pudiera permanecer al menos 5 minutos sin cansarse.  Les pedí que cerraran los ojos y que pensaran en el evento ya nombrado.  Mientras tanto, reproduje para ellos “Now We Are Free” de Hans Zimmer y Lisa Gerrard, que es una canción instrumental (parte de la banda sonora de la película Gladiator) cuyos sonidos provocan emociones en quienes la escuchan, y que, para el caso en específico, debía servir de puente entre su estado emocional actual, y la remembranza del evento mal manejado.  El objetivo al final, era permitir a los estudiantes “entrar” en una atmósfera emotiva.  Habiendo terminado la canción, le hice entrega a cada uno de los jóvenes y jovencitas que participaron en la intervención de una hoja blanca.  Les pedí que escribieran una carta para la persona involucrada en la situación que ellos consideraban habían manejado de manera errónea.  El tiempo transcurrió, y para continuar con la escena emotiva, seguí reproduciendo música incidental.  Al finalizar este ejercicio, les dije a los estudiantes que esas cartas podían servir para dos cosas, en primera instancia para entablar una conversación con la persona con quien tuvieron el conflicto, e intentar hacer las paces para poder sanar “la herida”, o segundo, para cerrar el ciclo, para lo que debían quemar el escrito como acto simbólico.  Cada estudiante dobló cuidadosamente su carta y la guardó.

El segundo momento consistía originalmente en desarrollar un caligrama sobre el boceto de la mano de cada estudiante, utilizando la técnica del “cadáver exquisito”.  Sin embargo, como los estudiantes ya habían escrito, preferí cambiar la dinámica y hacer en esencia lo mismo, con un método oral.  Les propuse una manera de “decir las cosas negativas”, es decir, de poder comunicar algo que no nos guste a una tercera persona, pero siempre procurando no herirla.  El método consistía en 1) estar tranquilos (respirar), 2) generar un ambiente positivo resaltando algo que nos guste o admiremos de la persona y 3) decir lo que no nos gusta a manera de sugerencia (no de crítica, ni de orden).  Los estudiantes se emocionaron al pensar que se trataba de un “cara a cara”, por lo que tuve que aclararles varias veces que no se trataba de hacerle saber a otro lo que no nos gustaba y ya, sino más bien de interiorizar el método, ser reflexivos antes de comunicar nuestro disgusto, y tratar sobre todas las cosas, de no herir los sentimientos de las demás personas.  Traté de establecer un ejemplo claro de lo que no debemos hacer, pidiéndoles que alguno de ellos compartiera la forma en la que suele decirle cosas que no le gustan a sus familiares o amigos, y una niña contó la historia que se repite cada mañana con su hermana, a quien considera “bullosa”, y a quien, además, todos los días calla de manera completamente anti asertiva.  Luego les di mi versión del “cómo” e iniciamos el desarrollo de la actividad.  Los primeros intentos fueron satisfactorios teniendo en cuenta que los muchachos y muchachas que asistieron a la intervención no están acostumbrados a decir las cosas con base en el método que les di.  La mejoría en sus comentarios se fue dando, gracias a que por cada intervención, yo les transmitía verbalmente cambios sutiles que podían implementar para que el comentario al final fuera del todo asertivo.  Este ejercicio fue de agrado para los estudiantes.  Estaban entusiasmados a la hora de realizarlo y pusieron de su parte, al menos la mayoría de ellos, pues hubo algunos que se negaron rotundamente a ser objeto del comentario que procurara otro de sus semejantes, y prefirieron asumir una actitud bastante cerrada, que les impidió encontrar el beneficio detrás de la actividad.
 
Terminado el tiempo, se dio por terminada la sesión, no sin antes hacerles entrega de la evaluación de la actividad.

  
Reflexión:
Es necesario prestar mayor atención a la manera en la que cada uno de los participantes reciben los ejercicios, pues los diferentes humores y rasgos de personalidad en ocasiones no permiten el buen desarrollo de ciertas actividades dado su contenido.  En esta oportunidad, una de las estudiantes al parecer se sintió aludida y consideró prudente no participar en la actividad, porque temía que sus compañeros la tomaran como el conejillo de indias de su práctica de “comunicación asertiva”.  Incluso cuando intento siempre que los estudiantes se sientan en un espacio seguro, la posibilidad de que alguien se sienta afectado de forma negativa, existe.

Preguntas:

¿Es necesario hablar con los estudiantes que se siente incómodos ante ciertas actividades posterior al desarrollo de las mismas?
Notas:

Tiempo de observación: 1 hora y 40 minutos.

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