FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
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Observación No: 07
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Tema
proyecto: comunicación, habilidades blandas
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Nombre del(a)
observador(a): María Alejandra Acosta
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Fecha de registro
de observación: 27/09/2018
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Hora de
inicio: 12:40 pm
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Hora de
finalización: 2:20 pm
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Lugar donde
ocurrió la situación: IED CAH – aula
grado 905
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Lo primero
que hicimos durante esta sesión, fue hacer un pequeño recordatorio en torno a
las habilidades blandas que se han trabajado, y se estableció cuál es la
relación existente entre ellas. En
principio, les solicité a los estudiantes que nombraran las habilidades
blandas que recordaban y que ya habíamos aprendido, y gratamente me di cuenta
de que en realidad sí han estado atentos a lo que se ha dicho durante las
intervenciones grupales, pues de forma muy acertada, los estudiantes
enumeraron la lista de habilidades que hemos nombrado en oportunidades
anteriores: comunicación asertiva, empatía, gestión de conflictos y trabajo
en equipo. Sin embargo, además de las
habilidades ya conocidas, comencé a introducir los términos que definen otras
habilidades que también son blandas, pero que atienden a un nivel más
cognitivo y emocional, estas son: autoconciencia emocional, autoevaluación,
adaptabilidad, autoconfianza, autocontrol emocional y finalmente,
resiliencia. Con estas habilidades
completas se cierra el círculo de intervenciones cuyo fin es
fortalecerlas. Anoté las palabras en
el tablero, y comencé a indagar en tanto a qué consideraban los estudiantes
que relacionaba a cada término con los demás.
Al inicio, posiblemente por la falta de conocimiento al respecto de
las definiciones exactas, los estudiantes no fueron muy participativos, pero
en la medida en que fuimos avanzando en el tema, aportaron más y más cada
vez. De todas las palabras, noté que
la que causaba más dificultad era la resiliencia, precisamente porque no es
un término que los estudiantes escuchen a menudo en sus contextos. Cuando les pregunté si sabían qué
significaba el término, la mayoría negó con la cabeza; uno sólo levantó la
mano. Me dijo que había escuchado la palabra resiliencia un año atrás, que la
había utilizado otra practicante cuando en alguna oportunidad habían abordado
el tema de la resolución de conflictos.
Sin embargo, no tenía ninguna claridad en tanto a qué significaba ser
resiliente, por lo que decidí entregar a los estudiantes un significado de
resiliencia que fuera claro y conciso, esto porque la actividad siguiente
tenía como objetivo abordar la resiliencia.
La siguiente
actividad era de creación grupal, pues se hizo énfasis en el trabajo en
equipo que implica el intercambio y valoración de los aportes de todos los
participantes. En principio, enumeré a
los estudiantes para poder separar los subgrupos que siempre se forman, de
manera que estudiantes que generalmente no trabajan juntos, pudieran
interactuar. Inicialmente, esto no les
gustó mucho a los estudiantes, pues la costumbre les dictaba continuar
trabajando con aquellos a quienes ya conocían y con quienes se sentían
cómodos, pero fue posible ubicarlos sin dificultad.
Cuando
estuvieron formados los grupos, les di la indicación pertinente. Les iba a entregar una cartulina iris por
grupo; cada uno de ellos (de los grupos) debían construir a partir de la
cartulina un sombrero de copa, debían hacer uso de todo el material, sin que
quedaran sobrantes de papel. Les di 20
minutos para realizar el ejercicio.
Noté que algunos
grupos iniciaron con la creación de su sombrero inmediatamente después de que
comencé a contar el tiempo; otros en cambio, se quedaban rezagados, esperando
aparentemente que alguien del grupo tomara la iniciativa. Cuando algún estudiante tomaba la vocería,
los demás intentaban colaborar. Sin
embargo, en algunos grupos había estudiantes que no entregaban sus aportes,
tal vez por pena, tal vez por no saber cómo aportar. El desarrollo de la actividad bajo presión
pareció funcionar bien, en términos de que todos los grupos cumplieron con al
menos uno de los cometidos del ejercicio (construir el sombrero, o que no
sobrara material).
Cuando
estuvieron construidos los sombreros, a cada grupo (de acuerdo al color del
sombrero) se le asignó un “estado anímico” o un “estado mental”, esto con el
fin de que se pudiera abordar la actividad siguiente.
Los grupos
quedaron así: sombrero rojo – emocional, sombrero amarillo – optimista,
sombrero azul – apegado a la norma, sombrero verde – creativo, sombrero
rosado realista y finalmente, el sombrero palo de rosa-negativo.
Se indicó a
los estudiantes que cada sombrero iba a representar el ánimo del grupo en
general, de manera que esa fuera la forma de responder en los diferentes
casos que se iban a abordar. La idea
era la siguiente: cada grupo debía
resolver un caso en concordancia con su estado anímico.
Comencé a
leer los casos a los estudiantes uno por vez, luego les daba 2 minutos para
dialogar y construir una decisión con relación al relato. Fue extraño darme cuenta de que, aunque los
grupos no tenía contacto entre sí, muchas de las respuestas a la situación
que entregaban, eran si no iguales, sí bastante similares.
Para los
casos que se trataron, muchos de los estudiantes decidían (desde su sombrero)
que lo mejor era huir de casa, matar a alguien, hacer cosas malas para
castigar a la otra persona, etc. Lo
curioso es que, si bien es cierto que el sombrero era el que decidía el
estado de ánimo o mental del grupo para resolver el caso, las respuestas
podían ser mucho más creativas, pero, una vez más, el contexto en el que
estos estudiantes viven es mucho más fuerte de lo que parece.
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Reflexión:
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Preguntas:
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Notas:
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Tiempo de
observación: 1 hora y 40 minutos.
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Este blog surge a partir de la necesidad de desarrollar un diario de campo cuyo contenido gire en torno a las experiencias de las intervenciones grupales llevadas a cabo dentro del proyecto de mejoramiento de habilidades comunicativas y fortalecimiento de habilidades blandas que estoy desarrollando con un grupo de estudiantes de noveno grado.
viernes, 5 de octubre de 2018
Diario_de_Campo_INT07_Noveno
Diario_de_Campo_INT06_Noveno
FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
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Observación No: 06
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Tema
proyecto: comunicación, habilidades blandas, hábitos de aprendizaje
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Nombre del(a)
observador(a): María Alejandra Acosta
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Fecha de registro
de observación: 31/08/2018
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Hora de
inicio: 12:40
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Hora de
finalización: 2:20
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Lugar donde
ocurrió la situación: IED CAH -
biblioteca
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Organizados
alrededor de la biblioteca, dimos inicio a la actividad observando el corto
LOU de pixar. Posterior a la
observación del video, comenzamos a discutir de qué se trataba. Los estudiantes hablaron del respeto en
relación al corto animado, aunque el tema central del video es el acoso escolar
(matoneo – bullying). El corto representa
a un niño que molesta a sus compañeros, agrediéndolos físicamente y
despojándolos de sus pertenencias. Sin
embargo, un personaje creado a partir de las cosas perdidas, cobra vida y
decide enseñarle una lección. Al final
del corto, el niño comprende que es mejor ser amable que huraño, y termina
entablando buenas relaciones con sus compañeros. La idea de presentar el video, era poder
seguir explorando las habilidades blandas interpersonales, y algunas de carácter
intrapersonal, como la conciencia emocional y el control de emociones. Les propuse entonces crear una campaña
publicitaria en torno al matoneo, más específicamente al planteamiento de una
propuesta en contra del acoso escolar, representada en un afiche que
posterior a su elaboración, debía ser expuesto y “vendido” a los demás. Me agrada recordar que durante la ejecución
de los carteles, se notó que el “trabajo en grupo” ha mejorado
exponencialmente, pues los estudiantes ahora saben (y aplican), que trabajar
en grupo implica escuchar todas las opiniones valorando los aportes,
incorporándolos, y estableciendo relaciones de intercambio que de alguna
manera enriquezcan el ejercicio. En
ese orden de ideas, los estudiantes conversaban y discutían las ideas que
iban planteándose de a poco. Noté que,
en la mayoría de los grupos, tendían a dividirse el trabajo, de manera que
cada quién tenía su propia labor.
Claramente, hubo grupos donde la comunicación no se dio de forma tan
asertiva y tendían a trabajar por parejas, dejando de lado al resto de las
personas. Me pareció además muy
interesante, el afán de aprobación que los estudiantes tienen, porque si bien
el ejercicio era enteramente libre y se ajustaba a la creatividad de cada
grupo (y participante), siempre que tenían una idea medianamente bien
establecida, me llamaban para comentármela.
Yo siempre traté de hacer énfasis en que lo que ellos quisieran
demostrar estaría bien, mientras aplicaran los conocimientos que han
adquirido hasta hoy, a lo largo de las diferentes intervenciones.
Me causó
impacto positivo notar que hay estudiantes dentro del grado que se
desenvuelven bastante bien en público.
Es verdad que, al tratar de desarrollar el ejercicio, más que una
campaña publicitaria, se dedicaron a informar al resto de sus compañeros las
desventajas del matoneo, y la importancia de aceptarnos exactamente como
somos, teniendo en cuenta que las diferencias entre las personas, hacen que la
vida cobre mayor significado. Una de
las estudiantes resaltó que, si todos fuéramos iguales, la vida sería muy
aburrida, y el grupo estuvo de acuerdo.
Es impactante
el agrado con el que los estudiantes acatan ciertos ejercicios. He notado en diversas oportunidades que
existen ejercicios a lo que le prestan mayor atención y por extensión,
imprimen mayor esfuerzo en su desarrollo.
El juego de roles, la construcción de historias, la elaboración de
elementos gráficos, todos hacen parte de una serie de actividades que bien
enfocadas, generar resultados bastante satisfactorios.
Hubo un
momento en específico que debo narrar aquí, aunque en realidad no tenga que
ver con la intervención propiamente dicha.
Previo al inicio de la actividad, el estudiante al que generalmente le
pido ayuda para que me colabore con la conexión de los aparatos tecnológicos
que utilizo en la actividad, se me acercó y me preguntó: Profe, ¿qué haría
usted si se encontrara una USB?, yo le respondí que dependiendo del contexto
la devolvería o se la entregaría a alguien que pudiera regresarla a su
dueño. El estudiante entonces me
preguntó nuevamente de forma más específica: pero, ¿qué haría si se
encontrara una USB en una biblioteca, por ejemplo? (cabe resaltar que nos
encontrábamos en la biblioteca del colegio), yo le respondí que se la
entregaría al bibliotecario o bibliotecaria del lugar, entonces hizo un gesto
de asentimiento y regresó a su lugar.
Al poco tiempo, la bibliotecaria me preguntó si habíamos encontrado
una USB conectada a uno de los computadores, e hizo la aclaración: alguno de
ustedes debió encontrarla, porque nadie más ha entrado aquí hoy. Inmediatamente miré al estudiante y lo
cuestioné al respecto de si esa era la razón de haberme preguntado por la
memoria antes, y una vez más reiteré que debió entregársela a la
bibliotecaria, lo que hizo inmediatamente después del incidente.
No estoy
segura de sí este acontecimiento le dio o no una lección al estudiante, pero
noté la vergüenza en su expresión tras ser vinculado con la pérdida del
dispositivo… posiblemente hechos como el anteriormente narrado sean la razón
de que, al hablar de habilidades blandas, los diferentes autores enfaticen en
que las habilidades blandas no se aprenden, pues son intrínsecas, pero deben
desarrollarse de manera informal, para que seamos capaces de funcionar
adecuadamente dentro de la sociedad.
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Reflexión:
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Preguntas:
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Notas:
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Tiempo de
observación: 1 hora y 40 minutos.
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Diario_de_Campo_INT05_Noveno
FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
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Observación No: 05
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Tema
proyecto: comunicación, habilidades blandas, hábitos de aprendizaje
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Nombre del(a)
observador(a): María Alejandra Acosta
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Fecha de registro
de observación: 31/08/2018
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Hora de
inicio: 12:40
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Hora de
finalización: 2:20
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Lugar donde
ocurrió la situación: IED CAH – aula
grado 905
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El inicio de
la actividad se vio un poco truncado, debido a que, pese a mi solicitud
previa del espacio, el consejo directivo del colegio se reunió y ocupó la
biblioteca. Sin embargo, con los
estudiantes decidimos que podíamos llevar a cabo la intervención. Ciertamente no todas las herramientas
necesarias estaban disponibles, pero nos “dimos mañas” para desarrollar el
ejercicio satisfactoriamente.
Como ya es
costumbre, comenzamos retomando los temas que se han tratado en las intervenciones
hasta ahora ejecutadas. Los
estudiantes parecen tener bastante claridad ahora de lo que son las
habilidades blandas, y de varias habilidades interpersonales, que para el
caso son: trabajo en equipo, empatía, comunicación asertiva y gestión de
conflictos. Lo que me llama la
atención de abordar la intervención iniciando con un recordatorio previo, es
evidenciar que, en efecto, lo que se ha hecho hasta el momento (al menos a
nivel de conceptos) sí ha dado frutos.
Es verdad que los estudiantes definen los términos a partir de su
propia experiencia de vida, pero lo interesante es que tienden a mostrar
exactamente el tipo de personas que son en todas y cada una de las propuestas
de intervención. Luego de reflexionar
en torno a los saberes que han obtenido tras la ejecución del proyecto,
comenzamos con la intervención 4. El
objetivo del primer momento era identificar los gestos de fotografías que
seleccioné con anterioridad, y que los estudiantes pudieran determinar la
emoción de cada una de ellas. Me
pareció sorpresivo que, si bien la mayoría de los estudiantes coincidían en
la misma emoción, en algunas ocasiones ciertas imágenes les causaban
confusión. Terminamos definiendo las 6
emociones básicas del ser humano (alegría, tristeza, miedo, asco, sorpresa e
ira), y a partir de allí abordamos la segunda actividad.
Para
desarrollar el segundo momento le solicité a los estudiantes que conformaran
grupos. Ellos solícitamente lo
hicieron, aunque los grupos no tenía el mismo número de integrantes. Les dije a los estudiantes que debían
construir una historia sin mediar palabras ni utilizar sonidos, únicamente
podían gesticular y moverse por el espacio.
Les indiqué, además, que el tono emocional de cada historia, estaría
dado por una canción en específico que le asigné a cada grupo. Les di aproximadamente 20 minutos para
diseñar la historia, mientras pasaba de vez en cuando por los grupos para que
me contaran cómo iban con la invención de la historia. Llegado el momento de la puesta en escena,
las risas no se hicieron esperar, pienso que por vergüenza de gesticular
exageradamente frente al resto de sus compañeros. Los problemas logísticos de sonido eran
evidentes, pero no nos detuvieron para continuar con la actividad. Los grupos fueron pasando de acuerdo a su
voluntad. El humor estuvo presente
durante todo el desarrollo del ejercicio.
Cada grupo fue pasando (como prueba de ello, existen algunos registros
de video). Hubo historias muy
parecidas, porque los temas coincidían; eran básicamente robos, atracos,
atropellos… Debo confesar que me causó sorpresa el que los estudiantes
eligieran dichos temas para narrar su historia, pero, al fin y al cabo, no
podemos separarnos de lo que somos, ni del contexto en el que vivimos
inmersos. Las pequeñas historias
contadas sin palabras por parte de los estudiantes, no son más que un reflejo
de su cotidianidad.
Al finalizar
el ejercicio, hicimos una reflexión en torno a lo experimentado. Varios estudiantes coincidieron en que es
interesante tratar de comunicarse utilizando sólo el gesto, y en que debemos
preocuparnos tanto por lo que las personas dicen, como por lo que las
personas expresan con su rostro y cuerpo.
Luego de la
ejecución de los Sketches, les entregué unas hojas con la impresión de un
muchacho andando, sobre la siguiente pregunta ¿Cómo se comporta un caballero?
Les solicité que por grupos, trataran de identificar aquellos comportamientos
que ellos mismos llevan a cabo, y que pueden coincidir con los
comportamientos que se esperan por parte de una persona bien educada,
empática y pletórica de habilidades blandas.
El ejercicio concluyó y les hice entrega de la evaluación de la
actividad. Resalta la representación
como una actividad agradable y divertida mediante la que se pueden aprender
conceptos y adquirir nuevos saberes.
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Reflexión:
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Preguntas:
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Notas:
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Tiempo de
observación: 1 hora y 40 minutos.
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Diario_de_Campo_INT04_Noveno
FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
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Observación No: 04
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Tema
proyecto: comunicación, habilidades blandas, hábitos de aprendizaje
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Nombre del(a)
observador(a): María Alejandra Acosta
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Fecha de registro
de observación: 14/09/2018
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Hora de
inicio: 12:40 p.m.
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Hora de
finalización: 2:20 p.m.
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Lugar donde
ocurrió la situación: IED CAH –
biblioteca
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El objetivo
de esta sesión fue abordar la comunicación asertiva a través de actividades
cuyo fin no era otro que fortalecerla.
La sesión comenzó (como ya es costumbre) haciendo un breve
recordatorio en torno a lo que se ha venido desarrollando en las diferentes
intervenciones ya realizadas. Al
preguntarles por términos específicos como “empatía” o “trabajo en equipo”,
se evidenció que tienen claridad sobre qué son y cómo se debe actuar para
poder ser empáticos (por ejemplo).
Posterior a esto, entre todos tratamos de definir qué es comunicación
asertiva, y les propuse que reflexionaran si se han caracterizado o no por
ser personas asertivas con un buen nivel comunicativo. Luego de una breve charla en torno a lo que
ya he nombrado, comencé a explicarles el ejercicio del momento 1, cuyo
énfasis era la introspección. Inicié
solicitándoles que trataran de traer a su memoria algún evento que
consideraran que fue mal manejado.
Inmediatamente después, les dije que debían ubicarse en una posición
cómoda, en la que pudiera permanecer al menos 5 minutos sin cansarse. Les pedí que cerraran los ojos y que pensaran
en el evento ya nombrado. Mientras
tanto, reproduje para ellos “Now We Are Free” de Hans Zimmer y Lisa Gerrard,
que es una canción instrumental (parte de la banda sonora de la película
Gladiator) cuyos sonidos provocan emociones en quienes la escuchan, y que,
para el caso en específico, debía servir de puente entre su estado emocional
actual, y la remembranza del evento mal manejado. El objetivo al final, era permitir a los
estudiantes “entrar” en una atmósfera emotiva. Habiendo terminado la canción, le hice
entrega a cada uno de los jóvenes y jovencitas que participaron en la
intervención de una hoja blanca. Les
pedí que escribieran una carta para la persona involucrada en la situación
que ellos consideraban habían manejado de manera errónea. El tiempo transcurrió, y para continuar con
la escena emotiva, seguí reproduciendo música incidental. Al finalizar este ejercicio, les dije a los
estudiantes que esas cartas podían servir para dos cosas, en primera
instancia para entablar una conversación con la persona con quien tuvieron el
conflicto, e intentar hacer las paces para poder sanar “la herida”, o
segundo, para cerrar el ciclo, para lo que debían quemar el escrito como acto
simbólico. Cada estudiante dobló
cuidadosamente su carta y la guardó.
El segundo
momento consistía originalmente en desarrollar un caligrama sobre el boceto
de la mano de cada estudiante, utilizando la técnica del “cadáver
exquisito”. Sin embargo, como los
estudiantes ya habían escrito, preferí cambiar la dinámica y hacer en esencia
lo mismo, con un método oral. Les
propuse una manera de “decir las cosas negativas”, es decir, de poder
comunicar algo que no nos guste a una tercera persona, pero siempre
procurando no herirla. El método
consistía en 1) estar tranquilos (respirar), 2) generar un ambiente positivo
resaltando algo que nos guste o admiremos de la persona y 3) decir lo que no
nos gusta a manera de sugerencia (no de crítica, ni de orden). Los estudiantes se emocionaron al pensar
que se trataba de un “cara a cara”, por lo que tuve que aclararles varias
veces que no se trataba de hacerle saber a otro lo que no nos gustaba y ya,
sino más bien de interiorizar el método, ser reflexivos antes de comunicar
nuestro disgusto, y tratar sobre todas las cosas, de no herir los sentimientos
de las demás personas. Traté de
establecer un ejemplo claro de lo que no debemos hacer, pidiéndoles que
alguno de ellos compartiera la forma en la que suele decirle cosas que no le
gustan a sus familiares o amigos, y una niña contó la historia que se repite
cada mañana con su hermana, a quien considera “bullosa”, y a quien, además,
todos los días calla de manera completamente anti asertiva. Luego les di mi versión del “cómo” e
iniciamos el desarrollo de la actividad.
Los primeros intentos fueron satisfactorios teniendo en cuenta que los
muchachos y muchachas que asistieron a la intervención no están acostumbrados
a decir las cosas con base en el método que les di. La mejoría en sus comentarios se fue dando,
gracias a que por cada intervención, yo les transmitía verbalmente cambios
sutiles que podían implementar para que el comentario al final fuera del todo
asertivo. Este ejercicio fue de agrado
para los estudiantes. Estaban
entusiasmados a la hora de realizarlo y pusieron de su parte, al menos la
mayoría de ellos, pues hubo algunos que se negaron rotundamente a ser objeto
del comentario que procurara otro de sus semejantes, y prefirieron asumir una
actitud bastante cerrada, que les impidió encontrar el beneficio detrás de la
actividad.
Terminado el
tiempo, se dio por terminada la sesión, no sin antes hacerles entrega de la
evaluación de la actividad.
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Reflexión:
Es necesario
prestar mayor atención a la manera en la que cada uno de los participantes
reciben los ejercicios, pues los diferentes humores y rasgos de personalidad
en ocasiones no permiten el buen desarrollo de ciertas actividades dado su
contenido. En esta oportunidad, una de
las estudiantes al parecer se sintió aludida y consideró prudente no
participar en la actividad, porque temía que sus compañeros la tomaran como
el conejillo de indias de su práctica de “comunicación asertiva”. Incluso cuando intento siempre que los
estudiantes se sientan en un espacio seguro, la posibilidad de que alguien se
sienta afectado de forma negativa, existe.
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Preguntas:
¿Es necesario
hablar con los estudiantes que se siente incómodos ante ciertas actividades
posterior al desarrollo de las mismas?
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Notas:
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Tiempo de
observación: 1 hora y 40 minutos.
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