viernes, 5 de octubre de 2018

Diario_de_Campo_INT07_Noveno

FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
Observación No: 07
Tema proyecto: comunicación, habilidades blandas
Nombre del(a) observador(a): María Alejandra Acosta
Fecha de registro de observación: 27/09/2018
Hora de inicio: 12:40 pm
Hora de finalización: 2:20 pm
Lugar donde ocurrió la situación:  IED CAH – aula grado 905
Lo primero que hicimos durante esta sesión, fue hacer un pequeño recordatorio en torno a las habilidades blandas que se han trabajado, y se estableció cuál es la relación existente entre ellas.  En principio, les solicité a los estudiantes que nombraran las habilidades blandas que recordaban y que ya habíamos aprendido, y gratamente me di cuenta de que en realidad sí han estado atentos a lo que se ha dicho durante las intervenciones grupales, pues de forma muy acertada, los estudiantes enumeraron la lista de habilidades que hemos nombrado en oportunidades anteriores: comunicación asertiva, empatía, gestión de conflictos y trabajo en equipo.  Sin embargo, además de las habilidades ya conocidas, comencé a introducir los términos que definen otras habilidades que también son blandas, pero que atienden a un nivel más cognitivo y emocional, estas son: autoconciencia emocional, autoevaluación, adaptabilidad, autoconfianza, autocontrol emocional y finalmente, resiliencia.  Con estas habilidades completas se cierra el círculo de intervenciones cuyo fin es fortalecerlas.  Anoté las palabras en el tablero, y comencé a indagar en tanto a qué consideraban los estudiantes que relacionaba a cada término con los demás.  Al inicio, posiblemente por la falta de conocimiento al respecto de las definiciones exactas, los estudiantes no fueron muy participativos, pero en la medida en que fuimos avanzando en el tema, aportaron más y más cada vez.  De todas las palabras, noté que la que causaba más dificultad era la resiliencia, precisamente porque no es un término que los estudiantes escuchen a menudo en sus contextos.  Cuando les pregunté si sabían qué significaba el término, la mayoría negó con la cabeza; uno sólo levantó la mano. Me dijo que había escuchado la palabra resiliencia un año atrás, que la había utilizado otra practicante cuando en alguna oportunidad habían abordado el tema de la resolución de conflictos.  Sin embargo, no tenía ninguna claridad en tanto a qué significaba ser resiliente, por lo que decidí entregar a los estudiantes un significado de resiliencia que fuera claro y conciso, esto porque la actividad siguiente tenía como objetivo abordar la resiliencia.
La siguiente actividad era de creación grupal, pues se hizo énfasis en el trabajo en equipo que implica el intercambio y valoración de los aportes de todos los participantes.  En principio, enumeré a los estudiantes para poder separar los subgrupos que siempre se forman, de manera que estudiantes que generalmente no trabajan juntos, pudieran interactuar.  Inicialmente, esto no les gustó mucho a los estudiantes, pues la costumbre les dictaba continuar trabajando con aquellos a quienes ya conocían y con quienes se sentían cómodos, pero fue posible ubicarlos sin dificultad.
Cuando estuvieron formados los grupos, les di la indicación pertinente.  Les iba a entregar una cartulina iris por grupo; cada uno de ellos (de los grupos) debían construir a partir de la cartulina un sombrero de copa, debían hacer uso de todo el material, sin que quedaran sobrantes de papel.  Les di 20 minutos para realizar el ejercicio.
Noté que algunos grupos iniciaron con la creación de su sombrero inmediatamente después de que comencé a contar el tiempo; otros en cambio, se quedaban rezagados, esperando aparentemente que alguien del grupo tomara la iniciativa.  Cuando algún estudiante tomaba la vocería, los demás intentaban colaborar.  Sin embargo, en algunos grupos había estudiantes que no entregaban sus aportes, tal vez por pena, tal vez por no saber cómo aportar.  El desarrollo de la actividad bajo presión pareció funcionar bien, en términos de que todos los grupos cumplieron con al menos uno de los cometidos del ejercicio (construir el sombrero, o que no sobrara material). 
Cuando estuvieron construidos los sombreros, a cada grupo (de acuerdo al color del sombrero) se le asignó un “estado anímico” o un “estado mental”, esto con el fin de que se pudiera abordar la actividad siguiente. 
Los grupos quedaron así: sombrero rojo – emocional, sombrero amarillo – optimista, sombrero azul – apegado a la norma, sombrero verde – creativo, sombrero rosado realista y finalmente, el sombrero palo de rosa-negativo.
Se indicó a los estudiantes que cada sombrero iba a representar el ánimo del grupo en general, de manera que esa fuera la forma de responder en los diferentes casos que se iban a abordar.  La idea era la siguiente:  cada grupo debía resolver un caso en concordancia con su estado anímico.
Comencé a leer los casos a los estudiantes uno por vez, luego les daba 2 minutos para dialogar y construir una decisión con relación al relato.  Fue extraño darme cuenta de que, aunque los grupos no tenía contacto entre sí, muchas de las respuestas a la situación que entregaban, eran si no iguales, sí bastante similares.
Para los casos que se trataron, muchos de los estudiantes decidían (desde su sombrero) que lo mejor era huir de casa, matar a alguien, hacer cosas malas para castigar a la otra persona, etc.  Lo curioso es que, si bien es cierto que el sombrero era el que decidía el estado de ánimo o mental del grupo para resolver el caso, las respuestas podían ser mucho más creativas, pero, una vez más, el contexto en el que estos estudiantes viven es mucho más fuerte de lo que parece.

Reflexión:

Preguntas:


Notas:

Tiempo de observación: 1 hora y 40 minutos.

Diario_de_Campo_INT06_Noveno

FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
Observación No: 06
Tema proyecto: comunicación, habilidades blandas, hábitos de aprendizaje
Nombre del(a) observador(a): María Alejandra Acosta
Fecha de registro de observación: 31/08/2018
Hora de inicio: 12:40
Hora de finalización: 2:20
Lugar donde ocurrió la situación:  IED CAH - biblioteca
Organizados alrededor de la biblioteca, dimos inicio a la actividad observando el corto LOU de pixar.  Posterior a la observación del video, comenzamos a discutir de qué se trataba.  Los estudiantes hablaron del respeto en relación al corto animado, aunque el tema central del video es el acoso escolar (matoneo – bullying).  El corto representa a un niño que molesta a sus compañeros, agrediéndolos físicamente y despojándolos de sus pertenencias.  Sin embargo, un personaje creado a partir de las cosas perdidas, cobra vida y decide enseñarle una lección.  Al final del corto, el niño comprende que es mejor ser amable que huraño, y termina entablando buenas relaciones con sus compañeros.  La idea de presentar el video, era poder seguir explorando las habilidades blandas interpersonales, y algunas de carácter intrapersonal, como la conciencia emocional y el control de emociones.  Les propuse entonces crear una campaña publicitaria en torno al matoneo, más específicamente al planteamiento de una propuesta en contra del acoso escolar, representada en un afiche que posterior a su elaboración, debía ser expuesto y “vendido” a los demás.  Me agrada recordar que durante la ejecución de los carteles, se notó que el “trabajo en grupo” ha mejorado exponencialmente, pues los estudiantes ahora saben (y aplican), que trabajar en grupo implica escuchar todas las opiniones valorando los aportes, incorporándolos, y estableciendo relaciones de intercambio que de alguna manera enriquezcan el ejercicio.  En ese orden de ideas, los estudiantes conversaban y discutían las ideas que iban planteándose de a poco.  Noté que, en la mayoría de los grupos, tendían a dividirse el trabajo, de manera que cada quién tenía su propia labor.  Claramente, hubo grupos donde la comunicación no se dio de forma tan asertiva y tendían a trabajar por parejas, dejando de lado al resto de las personas.  Me pareció además muy interesante, el afán de aprobación que los estudiantes tienen, porque si bien el ejercicio era enteramente libre y se ajustaba a la creatividad de cada grupo (y participante), siempre que tenían una idea medianamente bien establecida, me llamaban para comentármela.  Yo siempre traté de hacer énfasis en que lo que ellos quisieran demostrar estaría bien, mientras aplicaran los conocimientos que han adquirido hasta hoy, a lo largo de las diferentes intervenciones.
Me causó impacto positivo notar que hay estudiantes dentro del grado que se desenvuelven bastante bien en público.  Es verdad que, al tratar de desarrollar el ejercicio, más que una campaña publicitaria, se dedicaron a informar al resto de sus compañeros las desventajas del matoneo, y la importancia de aceptarnos exactamente como somos, teniendo en cuenta que las diferencias entre las personas, hacen que la vida cobre mayor significado.  Una de las estudiantes resaltó que, si todos fuéramos iguales, la vida sería muy aburrida, y el grupo estuvo de acuerdo.
Es impactante el agrado con el que los estudiantes acatan ciertos ejercicios.  He notado en diversas oportunidades que existen ejercicios a lo que le prestan mayor atención y por extensión, imprimen mayor esfuerzo en su desarrollo.  El juego de roles, la construcción de historias, la elaboración de elementos gráficos, todos hacen parte de una serie de actividades que bien enfocadas, generar resultados bastante satisfactorios. 
Hubo un momento en específico que debo narrar aquí, aunque en realidad no tenga que ver con la intervención propiamente dicha.  Previo al inicio de la actividad, el estudiante al que generalmente le pido ayuda para que me colabore con la conexión de los aparatos tecnológicos que utilizo en la actividad, se me acercó y me preguntó: Profe, ¿qué haría usted si se encontrara una USB?, yo le respondí que dependiendo del contexto la devolvería o se la entregaría a alguien que pudiera regresarla a su dueño.  El estudiante entonces me preguntó nuevamente de forma más específica: pero, ¿qué haría si se encontrara una USB en una biblioteca, por ejemplo? (cabe resaltar que nos encontrábamos en la biblioteca del colegio), yo le respondí que se la entregaría al bibliotecario o bibliotecaria del lugar, entonces hizo un gesto de asentimiento y regresó a su lugar.  Al poco tiempo, la bibliotecaria me preguntó si habíamos encontrado una USB conectada a uno de los computadores, e hizo la aclaración: alguno de ustedes debió encontrarla, porque nadie más ha entrado aquí hoy.  Inmediatamente miré al estudiante y lo cuestioné al respecto de si esa era la razón de haberme preguntado por la memoria antes, y una vez más reiteré que debió entregársela a la bibliotecaria, lo que hizo inmediatamente después del incidente.
No estoy segura de sí este acontecimiento le dio o no una lección al estudiante, pero noté la vergüenza en su expresión tras ser vinculado con la pérdida del dispositivo… posiblemente hechos como el anteriormente narrado sean la razón de que, al hablar de habilidades blandas, los diferentes autores enfaticen en que las habilidades blandas no se aprenden, pues son intrínsecas, pero deben desarrollarse de manera informal, para que seamos capaces de funcionar adecuadamente dentro de la sociedad.

Reflexión:

Preguntas:

Notas:

Tiempo de observación: 1 hora y 40 minutos.

Diario_de_Campo_INT05_Noveno

FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
Observación No: 05
Tema proyecto: comunicación, habilidades blandas, hábitos de aprendizaje
Nombre del(a) observador(a): María Alejandra Acosta
Fecha de registro de observación: 31/08/2018
Hora de inicio: 12:40
Hora de finalización: 2:20
Lugar donde ocurrió la situación:  IED CAH – aula grado 905
El inicio de la actividad se vio un poco truncado, debido a que, pese a mi solicitud previa del espacio, el consejo directivo del colegio se reunió y ocupó la biblioteca.  Sin embargo, con los estudiantes decidimos que podíamos llevar a cabo la intervención.  Ciertamente no todas las herramientas necesarias estaban disponibles, pero nos “dimos mañas” para desarrollar el ejercicio satisfactoriamente.

Como ya es costumbre, comenzamos retomando los temas que se han tratado en las intervenciones hasta ahora ejecutadas.  Los estudiantes parecen tener bastante claridad ahora de lo que son las habilidades blandas, y de varias habilidades interpersonales, que para el caso son: trabajo en equipo, empatía, comunicación asertiva y gestión de conflictos.  Lo que me llama la atención de abordar la intervención iniciando con un recordatorio previo, es evidenciar que, en efecto, lo que se ha hecho hasta el momento (al menos a nivel de conceptos) sí ha dado frutos.  Es verdad que los estudiantes definen los términos a partir de su propia experiencia de vida, pero lo interesante es que tienden a mostrar exactamente el tipo de personas que son en todas y cada una de las propuestas de intervención.  Luego de reflexionar en torno a los saberes que han obtenido tras la ejecución del proyecto, comenzamos con la intervención 4.  El objetivo del primer momento era identificar los gestos de fotografías que seleccioné con anterioridad, y que los estudiantes pudieran determinar la emoción de cada una de ellas.  Me pareció sorpresivo que, si bien la mayoría de los estudiantes coincidían en la misma emoción, en algunas ocasiones ciertas imágenes les causaban confusión.  Terminamos definiendo las 6 emociones básicas del ser humano (alegría, tristeza, miedo, asco, sorpresa e ira), y a partir de allí abordamos la segunda actividad.
Para desarrollar el segundo momento le solicité a los estudiantes que conformaran grupos.  Ellos solícitamente lo hicieron, aunque los grupos no tenía el mismo número de integrantes.  Les dije a los estudiantes que debían construir una historia sin mediar palabras ni utilizar sonidos, únicamente podían gesticular y moverse por el espacio.  Les indiqué, además, que el tono emocional de cada historia, estaría dado por una canción en específico que le asigné a cada grupo.  Les di aproximadamente 20 minutos para diseñar la historia, mientras pasaba de vez en cuando por los grupos para que me contaran cómo iban con la invención de la historia.  Llegado el momento de la puesta en escena, las risas no se hicieron esperar, pienso que por vergüenza de gesticular exageradamente frente al resto de sus compañeros.  Los problemas logísticos de sonido eran evidentes, pero no nos detuvieron para continuar con la actividad.  Los grupos fueron pasando de acuerdo a su voluntad.  El humor estuvo presente durante todo el desarrollo del ejercicio.  Cada grupo fue pasando (como prueba de ello, existen algunos registros de video).  Hubo historias muy parecidas, porque los temas coincidían; eran básicamente robos, atracos, atropellos… Debo confesar que me causó sorpresa el que los estudiantes eligieran dichos temas para narrar su historia, pero, al fin y al cabo, no podemos separarnos de lo que somos, ni del contexto en el que vivimos inmersos.  Las pequeñas historias contadas sin palabras por parte de los estudiantes, no son más que un reflejo de su cotidianidad.
Al finalizar el ejercicio, hicimos una reflexión en torno a lo experimentado.  Varios estudiantes coincidieron en que es interesante tratar de comunicarse utilizando sólo el gesto, y en que debemos preocuparnos tanto por lo que las personas dicen, como por lo que las personas expresan con su rostro y cuerpo.
Luego de la ejecución de los Sketches, les entregué unas hojas con la impresión de un muchacho andando, sobre la siguiente pregunta ¿Cómo se comporta un caballero? Les solicité que por grupos, trataran de identificar aquellos comportamientos que ellos mismos llevan a cabo, y que pueden coincidir con los comportamientos que se esperan por parte de una persona bien educada, empática y pletórica de habilidades blandas.  El ejercicio concluyó y les hice entrega de la evaluación de la actividad.  Resalta la representación como una actividad agradable y divertida mediante la que se pueden aprender conceptos y adquirir nuevos saberes.
  
Reflexión:

Preguntas:

Notas:

Tiempo de observación: 1 hora y 40 minutos.

Diario_de_Campo_INT04_Noveno

FORMATO DE REGISTRO DE DIARIO DE OBSERVACIÓN
Observación No: 04
Tema proyecto: comunicación, habilidades blandas, hábitos de aprendizaje
Nombre del(a) observador(a): María Alejandra Acosta
Fecha de registro de observación: 14/09/2018
Hora de inicio: 12:40 p.m.
Hora de finalización: 2:20 p.m.
Lugar donde ocurrió la situación:  IED CAH – biblioteca
El objetivo de esta sesión fue abordar la comunicación asertiva a través de actividades cuyo fin no era otro que fortalecerla.  La sesión comenzó (como ya es costumbre) haciendo un breve recordatorio en torno a lo que se ha venido desarrollando en las diferentes intervenciones ya realizadas.  Al preguntarles por términos específicos como “empatía” o “trabajo en equipo”, se evidenció que tienen claridad sobre qué son y cómo se debe actuar para poder ser empáticos (por ejemplo).  Posterior a esto, entre todos tratamos de definir qué es comunicación asertiva, y les propuse que reflexionaran si se han caracterizado o no por ser personas asertivas con un buen nivel comunicativo.  Luego de una breve charla en torno a lo que ya he nombrado, comencé a explicarles el ejercicio del momento 1, cuyo énfasis era la introspección.  Inicié solicitándoles que trataran de traer a su memoria algún evento que consideraran que fue mal manejado.  Inmediatamente después, les dije que debían ubicarse en una posición cómoda, en la que pudiera permanecer al menos 5 minutos sin cansarse.  Les pedí que cerraran los ojos y que pensaran en el evento ya nombrado.  Mientras tanto, reproduje para ellos “Now We Are Free” de Hans Zimmer y Lisa Gerrard, que es una canción instrumental (parte de la banda sonora de la película Gladiator) cuyos sonidos provocan emociones en quienes la escuchan, y que, para el caso en específico, debía servir de puente entre su estado emocional actual, y la remembranza del evento mal manejado.  El objetivo al final, era permitir a los estudiantes “entrar” en una atmósfera emotiva.  Habiendo terminado la canción, le hice entrega a cada uno de los jóvenes y jovencitas que participaron en la intervención de una hoja blanca.  Les pedí que escribieran una carta para la persona involucrada en la situación que ellos consideraban habían manejado de manera errónea.  El tiempo transcurrió, y para continuar con la escena emotiva, seguí reproduciendo música incidental.  Al finalizar este ejercicio, les dije a los estudiantes que esas cartas podían servir para dos cosas, en primera instancia para entablar una conversación con la persona con quien tuvieron el conflicto, e intentar hacer las paces para poder sanar “la herida”, o segundo, para cerrar el ciclo, para lo que debían quemar el escrito como acto simbólico.  Cada estudiante dobló cuidadosamente su carta y la guardó.

El segundo momento consistía originalmente en desarrollar un caligrama sobre el boceto de la mano de cada estudiante, utilizando la técnica del “cadáver exquisito”.  Sin embargo, como los estudiantes ya habían escrito, preferí cambiar la dinámica y hacer en esencia lo mismo, con un método oral.  Les propuse una manera de “decir las cosas negativas”, es decir, de poder comunicar algo que no nos guste a una tercera persona, pero siempre procurando no herirla.  El método consistía en 1) estar tranquilos (respirar), 2) generar un ambiente positivo resaltando algo que nos guste o admiremos de la persona y 3) decir lo que no nos gusta a manera de sugerencia (no de crítica, ni de orden).  Los estudiantes se emocionaron al pensar que se trataba de un “cara a cara”, por lo que tuve que aclararles varias veces que no se trataba de hacerle saber a otro lo que no nos gustaba y ya, sino más bien de interiorizar el método, ser reflexivos antes de comunicar nuestro disgusto, y tratar sobre todas las cosas, de no herir los sentimientos de las demás personas.  Traté de establecer un ejemplo claro de lo que no debemos hacer, pidiéndoles que alguno de ellos compartiera la forma en la que suele decirle cosas que no le gustan a sus familiares o amigos, y una niña contó la historia que se repite cada mañana con su hermana, a quien considera “bullosa”, y a quien, además, todos los días calla de manera completamente anti asertiva.  Luego les di mi versión del “cómo” e iniciamos el desarrollo de la actividad.  Los primeros intentos fueron satisfactorios teniendo en cuenta que los muchachos y muchachas que asistieron a la intervención no están acostumbrados a decir las cosas con base en el método que les di.  La mejoría en sus comentarios se fue dando, gracias a que por cada intervención, yo les transmitía verbalmente cambios sutiles que podían implementar para que el comentario al final fuera del todo asertivo.  Este ejercicio fue de agrado para los estudiantes.  Estaban entusiasmados a la hora de realizarlo y pusieron de su parte, al menos la mayoría de ellos, pues hubo algunos que se negaron rotundamente a ser objeto del comentario que procurara otro de sus semejantes, y prefirieron asumir una actitud bastante cerrada, que les impidió encontrar el beneficio detrás de la actividad.
 
Terminado el tiempo, se dio por terminada la sesión, no sin antes hacerles entrega de la evaluación de la actividad.

  
Reflexión:
Es necesario prestar mayor atención a la manera en la que cada uno de los participantes reciben los ejercicios, pues los diferentes humores y rasgos de personalidad en ocasiones no permiten el buen desarrollo de ciertas actividades dado su contenido.  En esta oportunidad, una de las estudiantes al parecer se sintió aludida y consideró prudente no participar en la actividad, porque temía que sus compañeros la tomaran como el conejillo de indias de su práctica de “comunicación asertiva”.  Incluso cuando intento siempre que los estudiantes se sientan en un espacio seguro, la posibilidad de que alguien se sienta afectado de forma negativa, existe.

Preguntas:

¿Es necesario hablar con los estudiantes que se siente incómodos ante ciertas actividades posterior al desarrollo de las mismas?
Notas:

Tiempo de observación: 1 hora y 40 minutos.