martes, 11 de octubre de 2016

 

ANÁLISIS: ELEMENTOS DE LA TEORÍA VYGOTSKIANA PRESENTES EN LA PELÍCULA BLACK

Por: María Alejandra Acosta

“Nuestro concepto de desarrollo supone un rechazo del punto de vista frecuente de acuerdo con el cual el desarrollo cognitivo resulta de una acumulación gradual de cambios separados.  Creemos que el desarrollo del niño es un proceso dialéctico complejo caracterizado por la periodicidad, desigualdad en el desarrollo de diferentes funciones, metamorfosis o transformaciones cualitativas de una forma en otra, entrelazamientos de factores internos y externos y procesos adaptativos que superan las dificultades a las que el niño se enfrenta”.
(Vygotsky, 1960/79, p.73.  Citado por Gutiérrez, 2000, p.89)

“Una verdadera comunicación, entendida como intercambio de signos, sólo puede manifestarse cuando los participantes del intercambio comparten un sistema convencional, es decir, simbólico”
(Medina, 2007.  P.66)


Desde la perspectiva vygotskiana un signo o símbolo puede ser una acción, un objeto e incluso un gesto.  Eso quiere decir que, si concebimos el lenguaje como un sistema de signos o símbolos, éste abarca tantas posibilidades como objetos, acciones y gestos existen entre los hombres.  Sin embargo, antes de desarrollar cualquier argumento en torno a la manera en la que los seres humanos establecen sus formas de comunicación, es importante tener en cuenta lo siguiente: Peirce (citado por medina, 2007) anotó que “el hombre hace la palabra y la palabra no significa nada que el hombre no haya hecho que signifique”.  La frase cobra sentido cuando se analiza la arbitrariedad morfológica de las grafías existentes en los distintos alfabetos, ya que no es posible (o al menos no lo es a simple vista) encontrar una relación indiscutible entre el sonido de una A y la manera en la que se representa, y esto claramente tendrá la misma concepción fortuita si se consideran otras formas de expresión, como por ejemplo el lenguaje de señas, que le permite tener un desarrollo cognitivo al individuo que lo requiera, ya que lo sustancial no es el signo[1], sino su significado (en esto se hará énfasis más adelante).   

Ahora bien, en la película Black del director indio Sanjay Leela Bhansali, a partir del minuto 13:00, el profesor Debraj Sahai (sentado frente a una bombilla agónica) afirma que trata de encontrar un signo para “luz”, para sus niños sordos y ciegos, a quienes les ha sido arrebatada.  En este sencillo interludio reflexivo, el hombre mueve las manos armónicamente, dibujando con sus dedos en el aire formas distintas que podrían llegar a  representar con un gesto la luz, repitiendo con firmeza en cada oportunidad la palabra a la que se refiere, así: con la mano izquierda elevada al cielo levemente, construye un capullo con las yemas de sus dedos (!light¡), luego parece lanzar polvo en un movimiento veloz hacia la bombilla (!light¡),  acto seguido concibe la forma de una L con su pulgar e índice (!light¡) y finalmente, cierra el puño, que al entrar en contacto con su torso se abre como para dejar escapar algo (!light¡).  Todos y cada uno de estos gestos pueden o no tener algo que ver con la luz verdadera (un fluido de energía que se propaga mediante protones, y que ilumina y hace visible al mundo), lo cierto es que más allá del parecido que tenga el signo con la realidad, el símbolo en sí mismo no posee significado; no es intrínseco en él, pues éste emerge como resultado de un acto interpretativo que se genera dada una relación de tres elementos a saber: referente, signo e intérprete.  Esta tríada es la base del planteamiento de Vygotsky que afirma que un signo debe ser socialmente compartido para ser comprensible, pues no existe referente con intérprete que no deba ser mediado por un signo para ser entendido, y así mismo sucede con signo y referente, y signo e intérprete, cada elemento es necesario dentro del proceso comunicativo para que el otro tenga sentido. 
Además de lo anterior, se necesita de lo que se conoce como “el origen sociocultural del símbolo”, que no es otra cosa que el denominado constructivismo semiótico y que señala que el niño incorpora los significados del mundo que lo rodea, mediante un proceso de internalización.  Esto exactamente fue lo que en esencia el profesor Sahai logró con su estudiante Michelle a lo largo de la historia de Black; una apropiación gradual y progresiva de una gran cantidad de operaciones de carácter socio-psicológico, que se alcanzó gracias al intercambio entre amos sujetos y el entorno circundante.  Un ejemplo claro de esto es la escena de la fuente, donde Michelle toca el agua (referente), interactúa con Sahai (intérprete), quien lo transforma en una palabra water (símbolo) escribiéndolo en su brazo, logrando de esta manera la internalización por parte de la niña de un nuevo concepto, la integración de nuevos significados a su haber. 
Vygotsky también señaló que “en el desarrollo cultural del niño, toda función[2] aparece dos veces: primero a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológica)” (Vygotsky, 1932. P.94).  Al llevar esta afirmación al plano de la cinta cinematográfica, es posible ver cómo mediante la interacción con Sahai, Michelle comienza a adaptarse al mundo, lo que la dota indefectiblemente de una consciencia, pues no se trata sólo de la palabra escrita o vociferada como lo señaló Mijaíl Bajtín en El marxismo y la filosofía del lenguaje, “la palabra llegó a convertirse en el material sígnico de la vida interior.  Esto es la conciencia” (1992), también se podría afirmar que, sin mediación de palabra, sino de un signo (gesto) es posible adquirir una conciencia.  En la película Michelle narra la historia desde un punto de vista introspectivo, que la magia del cine pone en palabras para los espectadores que escuchan, pero saliéndose del personaje bollywoodense, sería insensato pensar que los sordos, mudos, sordo-mudos o ciegos y sordos no tienen conciencia por carecer de un lenguaje idéntico al de los individuos normales[3], pues como anotó Vygotsky al hacer referencia a los invidentes, “…el ciego puede leer y lee de un modo exactamente igual a como lo hacemos nosotros, ya que es importante el significado y no el signo. Cambiaremos el signo y mantendremos el significado.  Lo importante es aprender a leer y no a ver las letras” (Vygotsky, 1929-1989).   Esto demuestra que la capacidad adaptativa del ser humano es tan poderosa, que siempre que se logra un intercambio adecuado, se puede llegar a construir un lenguaje que permita establecer las relaciones apropiadas tanto con el medio, como los otros y con uno mismo.  Para finalizar, es importante anotar que desde la teoría vygotskiana existe un esquema del lenguaje, que parte de un plano comunicativo (Michell interactúa con su profesor Sahai, quien le enseña cómo descubrir, aprender y apreheder el mundo), pasa a un estado egocéntrico (Michell inspecciona y explora su contexto, aprendiendo nueva información y adaptándose al medio), y finalmente se establece en un plano interiorizado (Michell logra concebirse a sí misma como un ser pensante, con sueños, metas y posibilidades).  Esto refuerza la idea de que “la auténtica dirección del pensamiento no va de lo individual a lo socializado, sino de lo socializado a lo individual” (Vygotsky, 1934.  P.20 citado por Medina, 2007. P.78), y que, sin importar las limitaciones del ser humano, mientras confluyan en el mismo cronotopo un contexto y personas dispuestas a relacionarse, existirá desarrollo cognitivo.


REFERENCIAS

Bajtín, M. (1992).  El marxismo y la filosofía del lenguaje.  Madrid: Alianza. (publicado originalmente en 1930).
Gutiérrez Martínez, F.  (2000).  Teorías del desarrollo cognitivo.  McGraw-Hill.  España. 
Leela Bhansali, S. (productor) y Leela Bhansali, S. (director).  (2005).  Black.  [cinta cinematográfica].  India, Yash Raj Films.
Medina, A. (2007). Pensamiento y lenguaje, enfoques constructivistas.  McGraw-hill/Interamericana Editores.  Impreso por Editorial Nomos S.A.  Colombia.
Vygotsky, L. (1934).  Pensamiento y lenguaje.  Barcelona: Paidós, 1995.
Vygotsky L. S., (1929- 1989). - Problemas fun­damentales de la Defectología contempo­ránea, en Obras Completas, Tomo V, Funda­mentos de Defectología, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba.
Wertsch, J. (1997). “Memoria colectiva: cuestiones relacionadas con una perspectiva sociohistórica”. En Cole, M. et al. Mente, Cultura y Actividad, pp. 183-188. México: Oxford, 2002.



[1] Desde Vygotsky el signo es una herramienta, es decir, un elemento que media entre el individuo y el mundo o los demás.  Leontiev escribió: “la herramienta media la acción y por consiguiente conecta a los humanos no sólo con el mundo de los objetos, sino también con otras personas; a causa de ello, la actividad de los seres humanos asimila la experiencia de la humanidad” (Wertsch, 1997: 184)
[2] Hay que tener en cuenta que cuando Vygotsky hace referencia a “toda función”, abarca lo que denominó procesos psicológicos superiores, que para el autor tienen origen en la cultura y no en el ser individual.
[3] Se utilizó este término por carecer de uno más adecuado, pero teniendo presente que la normalidad no representa una característica significativa para el desarrollo adecuado de un sujeto, y mucho menos para la generación de relaciones óptimas tanto con el medio, como con los demás.

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